Y nos pusimos de pie…

El homínido más antiguo hasta ahora descubierto vivió en África hace cinco millones de años y es en ese momento cuando los homínidos tuvieron una apariencia más humana que simia. Al fósil lo llamaron “Lucy”, ya que se trataba de una hembra y, durante la excavación de sus huesos sonaba el tema de los Beatles “Lucy in the sky with diamonds”. Lucy causó verdadera sensación en la comunidad científica ya que por la forma de su pelvis se trataba del simio más antiguo conocido que habría caminado sobre dos pies.

Hasta hoy todavía no estamos seguros de la razón por la que las criaturas similares a Lucy se pusieron de pie y caminaron erguidos. Una hipótesis habla de la necesidad de dominar el horizonte, mirando por encima de las hierbas de la sabana como medio de defensa.

Pero ser bípedo presenta ciertos inconvenientes. Las hembras tendrían que tener una pelvis mucho más estrecha para poder caminar con comodidad sobre sus extremidades traseras, lo que hace mucho más doloroso y peligroso el parto. La evolución implica cambios y la mayoría de las veces la evolución hace que los individuos se mejoren a sí mismos, pero no todo iba a ser positivo y los descendientes de Lucy tuvimos que pagar un precio muy alto por el hecho de ponernos de pie: las varices.

El paso que hizo la especie humana para ponerse definitivamente erecto comportó un problema como es el aumento de la carga sobre nuestras piernas, dificultando el regreso de la sangre hacia el corazón. En definitiva, “Lucy” al ponerse de pie y por lo tanto al ganar altura, se aleja de la tierra y la fuerza de la gravedad actúa sobre los líquidos corporales incrementando de presión de la sangre sobre todo en las zonas más próximas a los tobillos. Cuando la capacidad de los vasos venosos no puede aguantar más la presión de la sangre, estos se dilatan y se alargan dando como resultado las varices.

En resumen las varices son dilataciones venosas que se caracterizan por la incapacidad de establecer un retorno eficaz de la sangre al corazón.

Las mujeres son las más afectadas probablemente por la aparición de varices o telangiectasias (arañitas vasculares), debido a los cambios cíclicos hormonales, por culpa del embarazo, y generalmente por carga genética (padre madre o abuelos con varices) Por suerte, las varices que aparecen durante el período de gestación tienden a desaparecer entre dos y tres semanas después del parto.

Además de resultar antiestéticas, las varices pueden ocasionar diversos síntomas y dar lugar a complicaciones si se convierte en patología. Lo mejor, sobre todo si se tienen factores de riesgo, es tomar medidas para prevenir su aparición. En la actualidad no existe ninguna medida que ayude a prevenir la aparición de las varices, aunque un estilo de vida saludable es beneficioso para su prevención. Cuando una persona trabaja de pie debe intentar no estar quieto de forma permanente sino efectuar cortos paseos. También las medidas posturales como no cruzar las piernas cuando estemos sentados o utilizar medias de compresión: cada uno la que necesite.

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